Dentro de la estructura del PEI, el currículo es el vehículo a
través del cual se concreta la labor educativa. Es el campo en el cual se
ejerce, con mayor libertad, la autonomía institucional; autonomía relativa
regulada por la norma. Un buen diseño curricular, junto con su desarrollo
coherente y su evaluación sistemática, constituyen los factores principales
para generar calidad educativa. El currículo se asume como una estructura
flexible, adaptada al medio y pertinente. Es elaborado y desarrollado de manera
participativa por la comunidad educativa, con el aporte profundo de los
docentes, la dirección del Consejo Académico y el liderazgo de las directivas
Entre los elementos constitutivos del currículo se encuentran
los fundamentos conceptuales, los objetivos de la educación, los actores del
proceso y el plan de estudios. Los cuatro primeros conforman la base teórica y,
el último, el plan operativo. El plan de estudios se puede concebir como la
articulación coherente entre áreas y proyectos junto con el sistema de
evaluación. En educación formal, el plan de estudios se organiza dependiendo de
cada nivel.
En el proceso curricular se cumplen las etapas de diseño,
adopción, desarrollo y evaluación. El diseño consiste en armar la estructura.
La adopción la hace la instancia directiva. El desarrollo se realiza
cotidianamente a través de las diversas actividades pedagógicas. La evaluación
se efectúa para mejorar su diseño, su desarrollo y verificar su impacto.
Sin duda son valiosos los aportes para comprender el significado
de currículo que han realizado autores como: Shirley Gruñid, Abraham Magendzo,
Ralph W Tyler, Schwab, Lawrence Stenhouse y, por qué no, la Ley General de
Educación que, desde cada uno de sus enfoques y planteamientos, busca un solo
fin: proponer la estructuración de una escuela con un currículo
contextualizado, flexible, y acorde con la realidad y el sentido humano.